PANDEMIA – Un Evento Disruptivo


PANDEMIA – Un Evento Disruptivo

En el libro Disrupción – Un Enfoque Para la Transformación Organizacional, del cual soy coautor, se le dedica un capítulo a la estructura organizacional disruptiva.   En ese capítulo, en las páginas 87 y 88, se hace el siguiente señalamiento:

En los casos de organizaciones existentes, las personas que ahí laboran representan el equipo que comparte los objetivos que se han trazado y que [se] logran. En todo caso, esas personas… ese equipo de gente… SON la organización. Sin ellos no existe nada. Podrá existir el espacio de trabajo… con su mobiliario… y con su equipo. Pero no ocurre nada, porque no hay gente con un propósito común. La gente ES la organización. (énfasis añadido)

Ese mensaje – que la gente es la organización – se repite en varias ocasiones en el capítulo. También se recalca en capítulos subsiguientes. Por ejemplo, en el capítulo justo antes de la conclusión, El Mapa Vial, se indica, en la página 160, “Se ha dicho en repetidas ocasiones que su gente es su organización.”  Vamos a elaborar un poco más esa idea como trasfondo al planteamiento de hoy.

La “organización”, en términos reales, es un concepto abstracto. Se puede crear con personalidad jurídica para adjudicarle propiedades, limitar responsabilidad, hacer arreglos financieros y otros propósitos. Pero ni las propiedades, ni la personalidad jurídica, “son” la organización. La “organización” es la gente. Ellos son los que tienen la memoria de los procedimientos o procesos que ejecutan. Son los que tienen los recuerdos que la empresa existe y cuál es su propósito.

Cuando la mira de esta manera, se da cuenta que su “organización” se compone del conjunto de esos recuerdos, del conjunto de esas memorias, y del conjunto de objetivos que comparten esas personas. Eso recuerdos, esas memorias y esos deseos residen en sus mentes. Esa es su “organización”.

Pero cada una de esas personas es también un ente independiente. Y como entes independientes también tienen sus propios objetivos – objetivos personales – que pueden tener que ver con sus cónyuges, con sus hijos, con su familia extendida, con su salud o la de su familia, con su progreso… en fin, con todos los temas posibles que pueden ser considerados como objetivos personales.

Esas personas se han unido a su equipo para compartir los objetivos empresariales suyos. Piensan que, con su empresa, pueden ayudarle a cumplir sus objetivos. Igualmente piensan que pueden cumplir con los objetivos propios.

Ante este cuadro, entra al escenario un evento disruptivo mayor – la pandemia causada por el virus de Wuhan. Las medidas gubernamentales sin duda han creado una disrupción significativa en las actividades de su negocio. En ciertos casos, inclusive le impide operar. Pero… ¿por qué se lo impide?

Se lo impide porque usted no puede reunir su “empresa”, su “organización”… no puede reunir a su equipo de gente que ES la organización.

La razón por la cual no puede reunir a su organización, es porque sus procedimientos y procesos, al igual que el lugar donde se llevan a cabo, no han sido organizados ni elaborados teniendo en cuenta la posibilidad de contagio. Se diseñaron en otro momento. En un momento en que no existía la amenaza que hoy se ha convertido en un evento disruptivo mayor.

Ahora, usted se enfrenta a una “nueva realidad”. Esa realidad incluye la presencia en el ambiente de un virus. Y del mismo no se sabe tanto hasta la fecha. Se dice que en el 30% de los casos no le hace nada al que lo contrae. Se dice que a otro 50% sólo los afecta levemente, con síntomas similares a un catarro leve. Se dice que a un 15% les afecta más severamente. Se dice también que a un 4% los afecta mucho más seriamente, con enfermedades que pueden amenazar su vida, como pulmonía. Y se dice que en aproximadamente el 1% de los casos, el virus causa la muerte. Pero todos estos porcientos son estimados basados en información que aún se está recopilando. Pueden cambiar – en cualquier dirección – en la medida en que los datos logren mayor confiabilidad.

Se indica que las personas mayores de 60 años son las que están bajo el mayor riesgo. Se dice lo mismo de personas con condiciones subyacentes. Pero también se han visto casos de personas relativamente jóvenes, sin condiciones subyacentes conocidas, que han sucumbido ante la enfermedad. No existen criterios definitivos que indiquen que bajo “X” circunstancias, la persona NO será afectada.

Todo esto crea incertidumbre… desconfianza… preocupación. Esos son sentimientos de la gente… de los que componen su empresa. Y aunque las autoridades gubernamentales le permitan reiniciar sus operaciones, esos sentimientos estarán ahí. Y si afectan a su gente… afectan su empresa, porque la gente ES su empresa.

¿Qué retos le presenta esta situación a usted?

Uno de los retos principales es el de examinar sus procesos y procedimientos… e inclusive su modelo de negocios y determinar si los mismos están optimizados para operar en este nuevo ambiente. Usted necesita darle seguridad y confianza a su gente… a su empresa. Esto no se trata de medidas superficiales con efectividad a corto plazo. El repartirles máscaras a todos y exigir su uso puede ser una medida “del momento” para resolver unas situaciones inmediatas, pero no constituye la única solución disponible a largo plazo.

Este es el momento de examinar su negocio y los proceso y procedimientos que incorpora. El examen debe iniciarse con la evaluación de su modelo de negocios en sí. ¿Cómo se mantiene relevante ante las necesidades de su mercado? ¿Tiene usted la mejor manera de llevarle su producto y su valor añadido a su mercado, dado el nuevo ambiente? ¿Cómo genera su modelo un sentido de confianza entre empleados y clientes? ¿Existe tecnología que puede cambiar, de manera fundamental, la manera en que le provee su producto o servicio a su mercado? ¿Cómo afecta tanto el nuevo ambiente como la tecnología disponible, la organización de sus vertientes de valor? ¿Qué posibilidades, qué alternativas, y qué opciones tiene de frente?

El examen que efectúe debe ser metódico y minucioso. Las decisiones que tome y el curso de acción que siga pueden determinar la viabilidad inmediata y futura de su negocio. Evalúe su camino futuro con cuidado y sabiduría.

Por Ángel I. Pabón

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